¿hacia dónde lo llevas?


Publiqué este post hace un tiempo pero no le agregué nada mío. "No tenés tiempo", me dice él. Como si su palabra fuera santa. Ma que santo, ni ocho cuartos de helado de Arnaldo. ¿Quién sos vos para decirme que no tengo tiempo para parar siquiera un rato? Sí, quiero parar. Quiero reflexionar y decir: ¿qué me genera esto? ¿Por qué publico esto en mi blog? Y ahí viene la papota.

Cuando escribo en mi blog muchas veces pienso en vos, que estas leyéndome y, capaz si quererlo, construyendo una imagen de mí. Ahí digo, esto está todo malparido. Porque yo soy yo y vos sos vos. Y si te gusta bien y sino también. Pero lo que pasa es que yo quiero fundirme en vos, como cuando un queso gruyere se funde en la foundie. Lo que hago lo hago por mí pero me encantaría llegar, con mis palabras, al menos, un poquito, así de chiquito, a que sean parte tuya. No para ensalzar mi ego. Ni ahí. Sino porque quiero hacerme entender. Porque quiero que me entiendas,  porque está bueno encontrar un lenguaje común con el otro, que vaya más allá de lo cotidiano. Esto fue lo que me pasó cuando leí al gurí este del Jarmusch, me habló directamente a mí y me da la impresión que también golpeó a muchos más.