Mark Lanegan en vivo
  Una entrada sin vuelta atrás


Cuando voy a un lugar sin expectativas, siempre algo termina sorprendiéndome. Hace tiempo que opté por manejarme así en la vida y me funciona bastante bien, suelo sorprenderme de todo y no frustrarme por –casi - nada. Pero esta vez el mérito no fue mío. Su calidez, carraspera y pureza de graves penetraron en mi sensibilidad sin el más mínimo aviso.


Ahí estoy, sentada en una butaca en el Samsung Studio, en la penumbra de un viernes por la noche, escuchándolo, convencida de que no hay nadie a mí alrededor. Estoy conectada, viajando, volando en una atemporalidad infinita, en una invitación a perderme y a encontrarme. Pero no estoy sola, otras 200 personas están viajando conmigo, conectados a su voz, a él, a su interior. Mark Lanegan, yo, nosotros, eso lo era todo, nada más verdadero en ese momento.

Quienes no estuvieron el viernes 25 de junio en la misma situación podrían acusarme de mística y de poco profesional o conformarse con escuchar sus versiones e imaginarse lo que es tener enfrente a este músico que, con su voz, conecta con otras realidades. Mark Lanegan es un hombre a quien no basta con escucharlo en un són superficial, hay que estar ahí y explorar juntos otros lugares. Para cuando las primeras notas sonaron en mi mente, yo ya estaba bien lejos. No sé bien dónde me llevó, pero estoy segura que quiero ir más seguido. Ya conozco la entrada, no sé si después de Mark Lanegan haya vuelta atrás.